El accidente de Santiago, Facebook y los juicios previos

Renfe vuelve a ser trending topic en Twitter, y seguramente lo seguirá siendo en los próximos días. O semanas. O meses. El trágico accidente de tren en Santiago de Compostela, en el que han muerto 79 personas (ya lo sabemos, pero hay que recordarles siempre), ha llenado ya muchas páginas de periódicos, redes sociales y conversaciones.

Una de las cuestiones más delicadas en estos casos es la búsqueda de culpables y la siempre conflictiva tendencia a criminalizar a las personas implicadas antes de que se esclarezcan los hechos y éstas sean juzgadas debidamente a los tribunales. Y en esto los medios de comunicación juegan un papel fundamental. Un tratamiento poco escrupuloso y sensacionalista no ayuda a comprender los hechos, y puede conducir a juicios previos de la opinión pública que deberían evitarse en democracia.

Desgraciadamente, estos días hemos visto un triste ejemplo. Poco después del accidente, alguien encontró un comentario al supuesto perfil de Facebook de Francisco José Garzón Amo, el maquinista que conducía el tren siniestrado, que saltó rápidamente a los titulares, rodeando su nombre de un aura chulesca de cinismo, irresponsabilidad y culpabilidad. La Vanguardia titulaba “Qué gozada sería hacer saltar el radar. Menuda multa para Renfe “, y El Periódico,” El maquinista se jactaba en Facebook de apoyo velocidad a los mandos del tren”.

Las conexiones y los insultos se dispararon contra un hombre que aún no ha sido juzgado por unos comentarios privados sacados de contexto y asociados al accidente, publicados más de un año antes en un ámbito de comunicación privada e informal. Artículos posteriores han tratado de dar una imagen más humana del conductor, pero los sentimientos de rechazo provocados hacia Garzón no se borrarán fácilmente.

Es evidente que un evento así da que hablar y es bueno que se debata. Pero con un tema tan delicado desde el punto de vista emocional, técnico y político, hay que ir con mucho cuidado con el tratamiento de la información. Los medios deberían trabajar para evitar juicios previos que hacen aún más difícil la situación de un hombre que, no lo olvidemos, ya carga con una imputación por 79 delitos de homicidio y muchos otros de lesiones por imprudencia profesional.

El accidente de Santiago, Facebook y los juicios previos

Renfe vuelve a ser trending topic en Twitter, y seguramente lo seguirá siendo en los próximos días. O semanas. O meses. El trágico accidente de tren en Santiago de Compostela, en el que han muerto 79 personas (ya lo sabemos, pero hay que recordarles siempre), ha llenado ya muchas páginas de periódicos, redes sociales y conversaciones.

Una de las cuestiones más delicadas en estos casos es la búsqueda de culpables y la siempre conflictiva tendencia a criminalizar a las personas implicadas antes de que se esclarezcan los hechos y éstas sean juzgadas debidamente a los tribunales. Y en esto los medios de comunicación juegan un papel fundamental. Un tratamiento poco escrupuloso y sensacionalista no ayuda a comprender los hechos, y puede conducir a juicios previos de la opinión pública que deberían evitarse en democracia.

Desgraciadamente, estos días hemos visto un triste ejemplo. Poco después del accidente, alguien encontró un comentario al supuesto perfil de Facebook de Francisco José Garzón Amo, el maquinista que conducía el tren siniestrado, que saltó rápidamente a los titulares, rodeando su nombre de un aura chulesca de cinismo, irresponsabilidad y culpabilidad. La Vanguardia titulaba “Qué gozada sería hacer saltar el radar. Menuda multa para Renfe “, y El Periódico,” El maquinista se jactaba en Facebook de apoyo velocidad a los mandos del tren”.

Las conexiones y los insultos se dispararon contra un hombre que aún no ha sido juzgado por unos comentarios privados sacados de contexto y asociados al accidente, publicados más de un año antes en un ámbito de comunicación privada e informal. Artículos posteriores han tratado de dar una imagen más humana del conductor, pero los sentimientos de rechazo provocados hacia Garzón no se borrarán fácilmente.

Es evidente que un evento así da que hablar y es bueno que se debata. Pero con un tema tan delicado desde el punto de vista emocional, técnico y político, hay que ir con mucho cuidado con el tratamiento de la información. Los medios deberían trabajar para evitar juicios previos que hacen aún más difícil la situación de un hombre que, no lo olvidemos, ya carga con una imputación por 79 delitos de homicidio y muchos otros de lesiones por imprudencia profesional.