El dilema Salvados: ¿Aceptar o no aceptar?

Nos estamos acostumbrando a empezar la semana con trending topics y noticias generadas por Salvados, el programa de Jordi Évole que calienta las noches de los domingos en La Sexta. A menudo el debate se extiende al lunes o incluso más allá. Y a menudo deja una cierta quemazón en los equipos de comunicación de los entrevistados desvestidos por Jordi Évole. El director de cine David Trueba, que entrevistó a Évole en el 5 º aniversario del programa, describió con humor el estilo del periodista: “Pienso hacer lo mismo que haces tú: quedar yo bien y hacer quedar mal al entrevistado”.

Uno de los primeros escándalos lo protagonizó Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la Duquesa de Alba, que salió muy mal parado de los veinte minutos de entrevista que concedió a Salvados en diciembre de 2011. Entre otros, dijo perlas como que “cuando ves a la gente joven que no tiene ganas de progresar es grave y esto sólo ocurre en Andalucía”. El hashtag #cosechandosubvenciones fue trending topic nacional y cuatro días después del programa, 500 jornaleros le ofrecían a Cayetano más de 1.000 jornaleros disponibles para trabajar. Cayetano rectificó entonces diciendo que no se refería a todos los andaluces, que son “serios y trabajadores”.

Después ha habido muchos otros a lo largo de los cinco años que el programa lleva en antena, revisados por el programa especial emitido con motivo del aniversario.

No es de extrañar pues que empiecen a circular recomendaciones de rechazar las invitaciones de Évole a participar en el programa. Aceptar o no aceptar, that is the question. Las declaraciones que el ministro de Educación, Cultura y Deportes José Ignacio Wert hizo hace unas semanas a la agencia Reuters resumen el dilema: “alguna gente estúpida que tengo a mi alrededor en el Ministerio de Educación insistía en que fuera al programa, pero mi hijo, que es más listo, me dijo que ni me lo planteara “. Évole, sin embargo, ya ha demostrado que no pondrá las cosas fáciles ni a unos ni a otros.

El último escándalo ha sido el del Presidente de las Cortes Valencianas Juan Cotino, que quedó en evidencia negándose a responder al programa del 28 de abril sobre el trágico accidente en el metro de Valencia. Este caso, que ya comentamos, es un ejemplo que tratar de evitar la Évole no es ninguna garantía de ahorrarse el dolor de cabeza. Más bien al contrario.

Es cierto que Salvados es un programa que busca demostrar hipótesis previas, una técnica que puede ser tendenciosa en ocasiones. Aún así, el programa trata temas delicados-hasta hace poco arrinconados-que la sociedad española hace tiempo que reclama, y cuenta con el eco fiel de las redes sociales. Évole es uno de los periodistas más populares y mejor valorados actualmente, Salvados bate récords de audiencia semana tras semana y marca la agenda mediática y política. La guinda la pone de nuevo el programa sobre el accidente de metro de Valencia: hoy hemos sabido que la Fiscalía Superior de la Comunidad Valenciana estudia reabrir la investigación por un delito de falso testimonio. Y para hacerlo, tiene en su poder una copia del Salvados.

Tratar de huir o esconderse no es, pues, una opción (no lo es nunca desde la perspectiva de la gestión de comunicación de crisis), sólo hay una salida: aceptar el reto y estar preparados. A quien está convencido de sus argumentos y preparado para exponerlos, no le importa quién le entreviste.

El dilema Salvados: ¿Aceptar o no aceptar?

Nos estamos acostumbrando a empezar la semana con trending topics y noticias generadas por Salvados, el programa de Jordi Évole que calienta las noches de los domingos en La Sexta. A menudo el debate se extiende al lunes o incluso más allá. Y a menudo deja una cierta quemazón en los equipos de comunicación de los entrevistados desvestidos por Jordi Évole. El director de cine David Trueba, que entrevistó a Évole en el 5 º aniversario del programa, describió con humor el estilo del periodista: “Pienso hacer lo mismo que haces tú: quedar yo bien y hacer quedar mal al entrevistado”.

Uno de los primeros escándalos lo protagonizó Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la Duquesa de Alba, que salió muy mal parado de los veinte minutos de entrevista que concedió a Salvados en diciembre de 2011. Entre otros, dijo perlas como que “cuando ves a la gente joven que no tiene ganas de progresar es grave y esto sólo ocurre en Andalucía”. El hashtag #cosechandosubvenciones fue trending topic nacional y cuatro días después del programa, 500 jornaleros le ofrecían a Cayetano más de 1.000 jornaleros disponibles para trabajar. Cayetano rectificó entonces diciendo que no se refería a todos los andaluces, que son “serios y trabajadores”.

Después ha habido muchos otros a lo largo de los cinco años que el programa lleva en antena, revisados por el programa especial emitido con motivo del aniversario.

No es de extrañar pues que empiecen a circular recomendaciones de rechazar las invitaciones de Évole a participar en el programa. Aceptar o no aceptar, that is the question. Las declaraciones que el ministro de Educación, Cultura y Deportes José Ignacio Wert hizo hace unas semanas a la agencia Reuters resumen el dilema: “alguna gente estúpida que tengo a mi alrededor en el Ministerio de Educación insistía en que fuera al programa, pero mi hijo, que es más listo, me dijo que ni me lo planteara “. Évole, sin embargo, ya ha demostrado que no pondrá las cosas fáciles ni a unos ni a otros.

El último escándalo ha sido el del Presidente de las Cortes Valencianas Juan Cotino, que quedó en evidencia negándose a responder al programa del 28 de abril sobre el trágico accidente en el metro de Valencia. Este caso, que ya comentamos, es un ejemplo que tratar de evitar la Évole no es ninguna garantía de ahorrarse el dolor de cabeza. Más bien al contrario.

Es cierto que Salvados es un programa que busca demostrar hipótesis previas, una técnica que puede ser tendenciosa en ocasiones. Aún así, el programa trata temas delicados-hasta hace poco arrinconados-que la sociedad española hace tiempo que reclama, y cuenta con el eco fiel de las redes sociales. Évole es uno de los periodistas más populares y mejor valorados actualmente, Salvados bate récords de audiencia semana tras semana y marca la agenda mediática y política. La guinda la pone de nuevo el programa sobre el accidente de metro de Valencia: hoy hemos sabido que la Fiscalía Superior de la Comunidad Valenciana estudia reabrir la investigación por un delito de falso testimonio. Y para hacerlo, tiene en su poder una copia del Salvados.

Tratar de huir o esconderse no es, pues, una opción (no lo es nunca desde la perspectiva de la gestión de comunicación de crisis), sólo hay una salida: aceptar el reto y estar preparados. A quien está convencido de sus argumentos y preparado para exponerlos, no le importa quién le entreviste.