El futuro de las noticias falsas: no os creáis nada

Nuevas tecnologías, nuevos monstruos. La expansión del uso de Internet y de las redes sociales conlleva tantos riesgos como oportunidades, un nuevo panorama cambiante que requiere de gran pericia para gestionarlo, tanto desde un punto de vista de comunicación social como política o de negocios.

Uno de los monstruos que nos ha enseñado las garras este año es el de las noticias falsas. Y al parecer ha venido para quedarse. Según el estudio «Predicciones tecnológicas para el 2018«, publicado por la consultora Gartner, la mitad de las noticias que circulen el 2022 en los países occidentales serán falsas.

El estudio no se muestra muy optimista, y advierte que no existirá suficiente capacidad material y tecnológica para deshacerse de él. Una de las razones es que la producción de este tipo de mentiras es más barata que la creación de contenidos verdaderos y relevantes, que requieren de un trabajo periodístico.

Las noticias falsas no sólo pueden generarse de forma automatizada, sino que ponen la inteligencia artificial de los algoritmos de Facebook y Twitter a su servicio. Es decir, se pueden generar noticias falsas en base a los datos recogidos sobre las reacciones de los usuarios de las redes sociales a diferentes tipos de contenidos. O dicho de otro modo, las noticias falsas pueden ser diseñadas a medida de un determinado público, que por sus características y vulnerabilidades es más proclive a creerlas.

La mentira, al alza

En la era del Photoshop, los filtros y la propagación indiscriminada en las redes sociales, cada vez es mayor la capacidad de la tecnología para manipular contenidos reales o crear directamente contenidos falsos.

Incluso los vídeos, que en los últimos años se han erigido como los contenidos más creíbles, ya pueden ser mannipulados de forma casi imperceptible. El programa Face2Face desarrollado por la Universidad de Stanford, por ejemplo, ya permite manipular vídeos de personajes públicos y cambiar radicalmente sus palabras, gracias a la incorporación de los movimientos de boca y expresiones faciales de otra persona situada delante de una cámara web. Para demostrar esta nueva tecnología, el equipo de investigación ha creado ejemplos de vídeos de George W Bush, Vladimir Putin y Donald Trump. Una herramienta que, combinada con el avance de las tecnologías de sintetización de voces, podría facilitar la creación de declaraciones falsas de personajes públicos muy creíbles.

Combatir el monstruo del «fake»

A pesar de los esfuerzos para tratar de gestionar este monstruo de cinco cabezas, principalmente basados ​​en detectar e identificar contenidos potencialmente falsos, no parece que de momento se hayan encontrado herramientas y estrategias suficientemente poderosas para combatirlo. Y el gusto general del público por la información que se adapta a sus creencias, verdadera o falsa, no pone las cosas fáciles.

Según advierte el estudio de Gartner, en 2018 podríamos asistir a importantes crisis políticas y movimientos en las bolsas provocados por el impacto de noticias falsas. A medida que los riesgos se vuelven más reales, sin embargo, veremos también más herramientas y más intentos de detener el monstruo del «fake», que tiene en vilo a gobiernos, medios de comunicación y empresas de los países más desarrollados.

El futuro de las noticias falsas: no os creáis nada

Nuevas tecnologías, nuevos monstruos. La expansión del uso de Internet y de las redes sociales conlleva tantos riesgos como oportunidades, un nuevo panorama cambiante que requiere de gran pericia para gestionarlo, tanto desde un punto de vista de comunicación social como política o de negocios.

Uno de los monstruos que nos ha enseñado las garras este año es el de las noticias falsas. Y al parecer ha venido para quedarse. Según el estudio «Predicciones tecnológicas para el 2018«, publicado por la consultora Gartner, la mitad de las noticias que circulen el 2022 en los países occidentales serán falsas.

El estudio no se muestra muy optimista, y advierte que no existirá suficiente capacidad material y tecnológica para deshacerse de él. Una de las razones es que la producción de este tipo de mentiras es más barata que la creación de contenidos verdaderos y relevantes, que requieren de un trabajo periodístico.

Las noticias falsas no sólo pueden generarse de forma automatizada, sino que ponen la inteligencia artificial de los algoritmos de Facebook y Twitter a su servicio. Es decir, se pueden generar noticias falsas en base a los datos recogidos sobre las reacciones de los usuarios de las redes sociales a diferentes tipos de contenidos. O dicho de otro modo, las noticias falsas pueden ser diseñadas a medida de un determinado público, que por sus características y vulnerabilidades es más proclive a creerlas.

La mentira, al alza

En la era del Photoshop, los filtros y la propagación indiscriminada en las redes sociales, cada vez es mayor la capacidad de la tecnología para manipular contenidos reales o crear directamente contenidos falsos.

Incluso los vídeos, que en los últimos años se han erigido como los contenidos más creíbles, ya pueden ser mannipulados de forma casi imperceptible. El programa Face2Face desarrollado por la Universidad de Stanford, por ejemplo, ya permite manipular vídeos de personajes públicos y cambiar radicalmente sus palabras, gracias a la incorporación de los movimientos de boca y expresiones faciales de otra persona situada delante de una cámara web. Para demostrar esta nueva tecnología, el equipo de investigación ha creado ejemplos de vídeos de George W Bush, Vladimir Putin y Donald Trump. Una herramienta que, combinada con el avance de las tecnologías de sintetización de voces, podría facilitar la creación de declaraciones falsas de personajes públicos muy creíbles.

Combatir el monstruo del «fake»

A pesar de los esfuerzos para tratar de gestionar este monstruo de cinco cabezas, principalmente basados ​​en detectar e identificar contenidos potencialmente falsos, no parece que de momento se hayan encontrado herramientas y estrategias suficientemente poderosas para combatirlo. Y el gusto general del público por la información que se adapta a sus creencias, verdadera o falsa, no pone las cosas fáciles.

Según advierte el estudio de Gartner, en 2018 podríamos asistir a importantes crisis políticas y movimientos en las bolsas provocados por el impacto de noticias falsas. A medida que los riesgos se vuelven más reales, sin embargo, veremos también más herramientas y más intentos de detener el monstruo del «fake», que tiene en vilo a gobiernos, medios de comunicación y empresas de los países más desarrollados.