Más de 2 millones de niños bajo el umbral de la pobreza en España

En el Día Internacional del Niño un escandaloso dato aparece en los titulares de la prensa en Catalunya y España. Son los 2.226.000 niños que viven en España por debajo del umbral de la pobreza, según datos publicados por la organización internacional Save The Children.

Según esta prestigiosa e imprescindible entidad, son más de dos millones las criaturas castigadas por diferentes niveles de pobreza, una situación que en nuestro país se ha visto agravada por el actual contexto económico, que convierte a este colectivo en el más vulnerable y el que mayor atención requiere por parte de las administraciones y la sociedad civil.

La pobreza infantil provoca situaciones de exclusión social y afecta a los niños y niñas en muchos aspectos fundamentales de su desarrollo, como son la alimentación, la educación, la salud o la protección. La organización Save The Children alerta también de que en estos contextos de tensión familiar y de precariedad económica se incrementa de modo significativo la violencia contra la infancia.

Sólo una sociedad que garantice los derechos de sus niños podrá llegar a la madurez y contar con unos ciudadanos libres, pensantes y críticos. La inversión en infancia es la más eficaz, es la construcción de unas pequeñas personas que conformarán el futuro del país. Ahora bien, antes hace falta que tengan unos derechos garantizados, entre éstos, el derecho a la educación, la herramienta que permitirá la igualdad de oportunidades y hará crecer a estos pequeños tanto en sus derechos como en sus deberes.

Esta cifra es un dato extremadamente grave que debe hacernos pensar y avergonzarnos a todos, especialmente a quienes podemos hacer algo para evitarla y, más todavía, a quienes tienes la responsabilidad política en esta materia. La explicación de porqué se ha llegado a esta situación no es ajena a la crisis de valores y de exigencia personal y profesional que sufre nuestra distraída sociedad. Un país que quiera hablar de futuro no debería permitirse que sus niños y niñas no tengan presente.

Más de 2 millones de niños bajo el umbral de la pobreza en España

En el Día Internacional del Niño un escandaloso dato aparece en los titulares de la prensa en Catalunya y España. Son los 2.226.000 niños que viven en España por debajo del umbral de la pobreza, según datos publicados por la organización internacional Save The Children.

Según esta prestigiosa e imprescindible entidad, son más de dos millones las criaturas castigadas por diferentes niveles de pobreza, una situación que en nuestro país se ha visto agravada por el actual contexto económico, que convierte a este colectivo en el más vulnerable y el que mayor atención requiere por parte de las administraciones y la sociedad civil.

La pobreza infantil provoca situaciones de exclusión social y afecta a los niños y niñas en muchos aspectos fundamentales de su desarrollo, como son la alimentación, la educación, la salud o la protección. La organización Save The Children alerta también de que en estos contextos de tensión familiar y de precariedad económica se incrementa de modo significativo la violencia contra la infancia.

Sólo una sociedad que garantice los derechos de sus niños podrá llegar a la madurez y contar con unos ciudadanos libres, pensantes y críticos. La inversión en infancia es la más eficaz, es la construcción de unas pequeñas personas que conformarán el futuro del país. Ahora bien, antes hace falta que tengan unos derechos garantizados, entre éstos, el derecho a la educación, la herramienta que permitirá la igualdad de oportunidades y hará crecer a estos pequeños tanto en sus derechos como en sus deberes.

Esta cifra es un dato extremadamente grave que debe hacernos pensar y avergonzarnos a todos, especialmente a quienes podemos hacer algo para evitarla y, más todavía, a quienes tienes la responsabilidad política en esta materia. La explicación de porqué se ha llegado a esta situación no es ajena a la crisis de valores y de exigencia personal y profesional que sufre nuestra distraída sociedad. Un país que quiera hablar de futuro no debería permitirse que sus niños y niñas no tengan presente.