Comunicar una ciudad, la labor de los cronistas de Barcelona

Fotografía de Ana Boyé para la revista Barcelona Metrópolis

Josep Maria Huertas, Lluís Permanyer, Jaume Fabre, Josep Martí Gómez, Maria Favà… A Barcelona no le han faltado, ni hoy ni nunca, los cronistas, escritores y periodistas dedicados en cuerpo y alma a descubrir, explicar y debatir la ciudad. Pero cronista oficial, como explica La Vanguardia, ya hace una década que no tenemos. Ahora hace diez años que murió el último cronista oficial de Barcelona, el periodista y escritor Andreu Avel·lí Artís y Tomás, alias ‘Sempronio’.

Simbólico y sin remuneración, el título de “cronista de Barcelona”, estrenado por Víctor Balaguer en 1853, permanece hoy como una reminiscencia (romántica, si se quiere) del pasado: todavía existe, pero ya nadie lo quiere. Permanyer lo rechazó porque “la gente podría pensar que pasas a tener sueldo del Ayuntamiento”, y le siguió Huertas. El prestigio del cronista “oficial” se ha desvanecido. “Yo ya soy cronista, serlo oficialmente de la ciudad no me interesa”, dijo Permanyer, según recoge La Vanguardia. Quizás también influye que en Barcelona, a diferencia de otras ciudades, el título es meramente honorífico y no implica ninguna tarea.

Sin embargo, no fue siempre así. A finales del siglo XIX y principios del XX, el título gozaba de buena salud: el cronista, bien reconocido, tenía la tarea de escribir cada cinco años los acontecimientos más destacados de la ciudad, y gozaba del privilegio de poder asistir a todos los actos del ayuntamiento. Con el revuelo político del primer tercio del siglo pasado, el título decayó, y no fue hasta los años 50 que la crónica urbana y social se recuperó y popularizó. Como se ha dicho en ocasiones, como no se podía hacer catalanismo, se hacía barcelonismo. No deja de ser curioso que fuera con el polémico alcalde franquista José María de Porcioles que volviera el título de cronista de la ciudad.

A Sempronio el título que llevaba no le impidió escribir todo lo que le dio la gana. Periodista vocacional, autor de teatro, pintor y tertuliano en el Ateneo, Sempronio fue también el primer director de Tele/eXprés i de Tele/estel, el primer semanario en catalán, y director de Mare Nostrum en TVE. Durante casi cuatro décadas escribió un artículo diario sobre Barcelona, y un buen número de libros con el nombre de la ciudad en el título. El último cronista de Barcelona dejó el listón bien alto, aunque habría hecho exactamente lo mismo sin el cargo.

En el artículo de La Vanguardia “Andreu Avel·lí Artís, ‘Sempronio’, cronista de pluma y pincel” se pueden consultar las columnas que escribió para el diario de 1976 a 1995.

Comunicar una ciudad, la labor de los cronistas de Barcelona

Fotografía de Ana Boyé para la revista Barcelona Metrópolis

Josep Maria Huertas, Lluís Permanyer, Jaume Fabre, Josep Martí Gómez, Maria Favà… A Barcelona no le han faltado, ni hoy ni nunca, los cronistas, escritores y periodistas dedicados en cuerpo y alma a descubrir, explicar y debatir la ciudad. Pero cronista oficial, como explica La Vanguardia, ya hace una década que no tenemos. Ahora hace diez años que murió el último cronista oficial de Barcelona, el periodista y escritor Andreu Avel·lí Artís y Tomás, alias ‘Sempronio’.

Simbólico y sin remuneración, el título de “cronista de Barcelona”, estrenado por Víctor Balaguer en 1853, permanece hoy como una reminiscencia (romántica, si se quiere) del pasado: todavía existe, pero ya nadie lo quiere. Permanyer lo rechazó porque “la gente podría pensar que pasas a tener sueldo del Ayuntamiento”, y le siguió Huertas. El prestigio del cronista “oficial” se ha desvanecido. “Yo ya soy cronista, serlo oficialmente de la ciudad no me interesa”, dijo Permanyer, según recoge La Vanguardia. Quizás también influye que en Barcelona, a diferencia de otras ciudades, el título es meramente honorífico y no implica ninguna tarea.

Sin embargo, no fue siempre así. A finales del siglo XIX y principios del XX, el título gozaba de buena salud: el cronista, bien reconocido, tenía la tarea de escribir cada cinco años los acontecimientos más destacados de la ciudad, y gozaba del privilegio de poder asistir a todos los actos del ayuntamiento. Con el revuelo político del primer tercio del siglo pasado, el título decayó, y no fue hasta los años 50 que la crónica urbana y social se recuperó y popularizó. Como se ha dicho en ocasiones, como no se podía hacer catalanismo, se hacía barcelonismo. No deja de ser curioso que fuera con el polémico alcalde franquista José María de Porcioles que volviera el título de cronista de la ciudad.

A Sempronio el título que llevaba no le impidió escribir todo lo que le dio la gana. Periodista vocacional, autor de teatro, pintor y tertuliano en el Ateneo, Sempronio fue también el primer director de Tele/eXprés i de Tele/estel, el primer semanario en catalán, y director de Mare Nostrum en TVE. Durante casi cuatro décadas escribió un artículo diario sobre Barcelona, y un buen número de libros con el nombre de la ciudad en el título. El último cronista de Barcelona dejó el listón bien alto, aunque habría hecho exactamente lo mismo sin el cargo.

En el artículo de La Vanguardia “Andreu Avel·lí Artís, ‘Sempronio’, cronista de pluma y pincel” se pueden consultar las columnas que escribió para el diario de 1976 a 1995.