Vacaciones y ‘big data’: el turismo más inteligente

El big data, la recogida y análisis sistemático grandes cantidades de datos, está ya por todas partes. También en las infraestructuras y servicios que utilizamos durante las vacaciones. Los viajeros, con un comportamiento a menudo inconsciente, vamos dejando rastros sobre nuestras costumbres, gustos y preferencias. Evidentemente, es información muy útil para las empresas turísticas, ya que abre un mundo de posibilidades para adaptarse a la demanda en cada momento.

He aquí algunos ejemplos que la IMF Business School ha analizado y publicado como casos prácticos:

¡Basta ya de hacer cola!

El tratamiento de datos sobre los usuarios permite utilizar la geolocalización para mejorar un sinfín de aspectos de los servicios turísticos. En los hoteles, hace más eficiente la labor de las camareras de piso, que pueden saber en tiempo real cuando las habitaciones están disponibles para hacer la limpieza. En los aeropuertos, las tecnologías de geolocalización permiten saber en tiempo real donde se están formando colas y tener protocolos preparados para poder reaccionar rápidamente, ofrecer un servicio reforzado y reducir el tiempo de espera.

Son dos ejemplos de aplicación simple del ‘big data’ que se traducen no sólo en una gestión más eficiente del tiempo de trabajo y un significativo ahorro de costes, sino también en una mayor satisfacción del cliente.

El futuro es de los ‘wearables’

Ya hace algunos años que los expertos apuntan a wearables, los dispositivos digitales que se llevan encima del cuerpo como complementos, como los descendientes de los smartphones.

En la industria turística ya utilizan algunos de estos dispositivos, como las pulseras inteligentes que facilitan todo tipo de acciones, desde abrir la puerta de la habitación del hotel hasta pagar con la tarjeta de crédito , los datos de la que han sido previamente almacenados en el dispositivo.

Además, estas pulseras llevan incorporados sensores que transmiten información a los agentes turísticos sobre las personas que interactúan con ellos, y les permiten reaccionar en tiempo real para, por ejemplo, dirigirse al usuario por su nombre o felicitarle por su cumpleaños.

Publicidad conectada

Otra gran área de aplicación del big data es la publicidad. Gracias a la geolocalización y el cruce de datos procedentes de sectores tan dispares como el tráfico, la meteorología o el comportamiento de la economía en un determinado momento, las agencias y empresas turísticas pueden enviar a sus usuarios ofertas personalizadas que responden a las necesidades físicas y emocionales de cada persona.

En definitiva, cuando hablamos de la aplicación de los datos masivos, hablamos en gran medida de un nuevo abanico de posibilidades para personalizar servicios y desarrollar mecanismo para adaptarse a la demanda en tiempo real.

Vacaciones y ‘big data’: el turismo más inteligente

El big data, la recogida y análisis sistemático grandes cantidades de datos, está ya por todas partes. También en las infraestructuras y servicios que utilizamos durante las vacaciones. Los viajeros, con un comportamiento a menudo inconsciente, vamos dejando rastros sobre nuestras costumbres, gustos y preferencias. Evidentemente, es información muy útil para las empresas turísticas, ya que abre un mundo de posibilidades para adaptarse a la demanda en cada momento.

He aquí algunos ejemplos que la IMF Business School ha analizado y publicado como casos prácticos:

¡Basta ya de hacer cola!

El tratamiento de datos sobre los usuarios permite utilizar la geolocalización para mejorar un sinfín de aspectos de los servicios turísticos. En los hoteles, hace más eficiente la labor de las camareras de piso, que pueden saber en tiempo real cuando las habitaciones están disponibles para hacer la limpieza. En los aeropuertos, las tecnologías de geolocalización permiten saber en tiempo real donde se están formando colas y tener protocolos preparados para poder reaccionar rápidamente, ofrecer un servicio reforzado y reducir el tiempo de espera.

Son dos ejemplos de aplicación simple del ‘big data’ que se traducen no sólo en una gestión más eficiente del tiempo de trabajo y un significativo ahorro de costes, sino también en una mayor satisfacción del cliente.

El futuro es de los ‘wearables’

Ya hace algunos años que los expertos apuntan a wearables, los dispositivos digitales que se llevan encima del cuerpo como complementos, como los descendientes de los smartphones.

En la industria turística ya utilizan algunos de estos dispositivos, como las pulseras inteligentes que facilitan todo tipo de acciones, desde abrir la puerta de la habitación del hotel hasta pagar con la tarjeta de crédito , los datos de la que han sido previamente almacenados en el dispositivo.

Además, estas pulseras llevan incorporados sensores que transmiten información a los agentes turísticos sobre las personas que interactúan con ellos, y les permiten reaccionar en tiempo real para, por ejemplo, dirigirse al usuario por su nombre o felicitarle por su cumpleaños.

Publicidad conectada

Otra gran área de aplicación del big data es la publicidad. Gracias a la geolocalización y el cruce de datos procedentes de sectores tan dispares como el tráfico, la meteorología o el comportamiento de la economía en un determinado momento, las agencias y empresas turísticas pueden enviar a sus usuarios ofertas personalizadas que responden a las necesidades físicas y emocionales de cada persona.

En definitiva, cuando hablamos de la aplicación de los datos masivos, hablamos en gran medida de un nuevo abanico de posibilidades para personalizar servicios y desarrollar mecanismo para adaptarse a la demanda en tiempo real.