VOC: la primera identidad corporativa

Esclavismo, colonialismo y explotación. Estos tres conceptos dieron forma al origen contemporáneo de lo que todos entendemos hoy como branding e identidad corporativa. Puede parecer excesivo, pero no es casual que la primera compañía en desarrollar una identidad corporativa propia y global fuese, en el siglo XVII, la Vereengide Oostindische Compagnie (VOC), la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales.

Esclavismo

En primer lugar, retrocederemos un poco más en el tiempo para entender mejor el surgimiento de la VOC. Para ello analizaremos el origen etimológico del branding, lo que nos transporta al salvajismo marítimo de los drakkars ya la palabra nórdica brandr: quemar. Y es que una de las formas primigenias para identificar la propiedad de los objetos era a través del marcaje a fuego de animales, mercancías… y esclavos.

De los salvajes drakkars a los riesgos transoceánicos del caribe. Cuando los africanos capturados de la VOC tocaban tierra en Curaçao, en las Islas Sotaviento cerca de Venezuela, eran marcados a fuego con hierro fundido y vendidos como esclavos. Una práctica que puede parecer impensable hoy en día pero que, pese a las distancias, ya gozaba de manuales de estilo corporativo en su uso:

“…Cuando se realiza la práctica del marcaje: el área a marcar debe prepararse primero a través de cera de vela o aceite. El marcador debe tomar la temperatura suficiente para marcar el papel en rojo”.

Además, haciendo uso del ABC del marketing y la identidad corporativa, cada sigla marcada a fuego tenía un significado, desde la ubicación, la propiedad o las características “del producto”. A los fugitivos se les marcaba con la letra F ya quienes trabajaban los campos de algodón con una R en la frente.

Colonialismo

Las primeras grandes compañías privadas que zarpan en la búsqueda directa de rendimiento económico se establecen durante la expansión transatlántica y en la conquista de las Américas. Ante el riesgo y complejidad de la expansión colonial, los erarios de los Estados no podían permitirse la incertidumbre económica de las expediciones, así que impulsaron la creación de las primeras sociedades para atraer y sumar fondos de inversores privados.

El boom económico generado en el siglo XVI por el tráfico de esclavos y la explotación colonial consolidó a las primeras grandes multinacionales, entre ellas, la VOC. Fundada en 1602, la compañía unía los intereses y recursos de diversas navieras holandesas. La suma de esfuerzos llegó a generar una flota de más de 4.700 naves, un ejército y una moneda propia y distintos asentamientos en el nuevo continente. Documentos, libros, banderas, monedas, vestimentas, armas, objetos, hierros de marcaje o esclavos. Las siglas VOC se propagaron como una mecha a ras de suelo.
Si lo comparamos con las grandes corporaciones del siglo XXI, se estima que, en su auge, el patrimonio de la VOC alcanzó el valor de 7,9 billones de dólares de hoy en día. Apple, Microsoft, Amazon, Meta… el equivalente a la suma de las primeras veinte compañías tecnológicas.

Explotación

La especulación colonial encontró su camino hasta el punto de que en 1720 se decretó la prohibición de nuevas sociedades y poco a poco fueron perdiendo la hegemonía y desarticulándose. Pero la llegada del vapor, el ferrocarril y la consolidación del tsunami colonial, con mano de obra a coste mínimo y un nuevo horizonte de recursos por explotar, sentaron las bases de la revolución industrial. El cambio de paradigma.

La VOC era ya un fenómeno del pasado, de la transición socioeconómica, pero el branding y la identidad corporativa habían hallado el nuevo terreno de juego. A diferencia del trabajo artesano, las cadenas de producción industrial generaban bienes de bajo coste, menor calidad y sin ningún elemento de identidad significativo. Dotar de vida y personalidad estos productos industriales se convirtió en el nuevo frente para posicionarlos en el mercado, apelando al subconsciente y generando asociaciones culturales. ¿Las consecuencias de todo esto? Habrá otro post para explicarlas.

Fuente: Pater, R. (2020). «Caps Lock», Ed. Valiz, 2020.

VOC: la primera identidad corporativa

Esclavismo, colonialismo y explotación. Estos tres conceptos dieron forma al origen contemporáneo de lo que todos entendemos hoy como branding e identidad corporativa. Puede parecer excesivo, pero no es casual que la primera compañía en desarrollar una identidad corporativa propia y global fuese, en el siglo XVII, la Vereengide Oostindische Compagnie (VOC), la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales.

Esclavismo

En primer lugar, retrocederemos un poco más en el tiempo para entender mejor el surgimiento de la VOC. Para ello analizaremos el origen etimológico del branding, lo que nos transporta al salvajismo marítimo de los drakkars ya la palabra nórdica brandr: quemar. Y es que una de las formas primigenias para identificar la propiedad de los objetos era a través del marcaje a fuego de animales, mercancías… y esclavos.

De los salvajes drakkars a los riesgos transoceánicos del caribe. Cuando los africanos capturados de la VOC tocaban tierra en Curaçao, en las Islas Sotaviento cerca de Venezuela, eran marcados a fuego con hierro fundido y vendidos como esclavos. Una práctica que puede parecer impensable hoy en día pero que, pese a las distancias, ya gozaba de manuales de estilo corporativo en su uso:

“…Cuando se realiza la práctica del marcaje: el área a marcar debe prepararse primero a través de cera de vela o aceite. El marcador debe tomar la temperatura suficiente para marcar el papel en rojo”.

Además, haciendo uso del ABC del marketing y la identidad corporativa, cada sigla marcada a fuego tenía un significado, desde la ubicación, la propiedad o las características “del producto”. A los fugitivos se les marcaba con la letra F ya quienes trabajaban los campos de algodón con una R en la frente.

Colonialismo

Las primeras grandes compañías privadas que zarpan en la búsqueda directa de rendimiento económico se establecen durante la expansión transatlántica y en la conquista de las Américas. Ante el riesgo y complejidad de la expansión colonial, los erarios de los Estados no podían permitirse la incertidumbre económica de las expediciones, así que impulsaron la creación de las primeras sociedades para atraer y sumar fondos de inversores privados.

El boom económico generado en el siglo XVI por el tráfico de esclavos y la explotación colonial consolidó a las primeras grandes multinacionales, entre ellas, la VOC. Fundada en 1602, la compañía unía los intereses y recursos de diversas navieras holandesas. La suma de esfuerzos llegó a generar una flota de más de 4.700 naves, un ejército y una moneda propia y distintos asentamientos en el nuevo continente. Documentos, libros, banderas, monedas, vestimentas, armas, objetos, hierros de marcaje o esclavos. Las siglas VOC se propagaron como una mecha a ras de suelo.
Si lo comparamos con las grandes corporaciones del siglo XXI, se estima que, en su auge, el patrimonio de la VOC alcanzó el valor de 7,9 billones de dólares de hoy en día. Apple, Microsoft, Amazon, Meta… el equivalente a la suma de las primeras veinte compañías tecnológicas.

Explotación

La especulación colonial encontró su camino hasta el punto de que en 1720 se decretó la prohibición de nuevas sociedades y poco a poco fueron perdiendo la hegemonía y desarticulándose. Pero la llegada del vapor, el ferrocarril y la consolidación del tsunami colonial, con mano de obra a coste mínimo y un nuevo horizonte de recursos por explotar, sentaron las bases de la revolución industrial. El cambio de paradigma.

La VOC era ya un fenómeno del pasado, de la transición socioeconómica, pero el branding y la identidad corporativa habían hallado el nuevo terreno de juego. A diferencia del trabajo artesano, las cadenas de producción industrial generaban bienes de bajo coste, menor calidad y sin ningún elemento de identidad significativo. Dotar de vida y personalidad estos productos industriales se convirtió en el nuevo frente para posicionarlos en el mercado, apelando al subconsciente y generando asociaciones culturales. ¿Las consecuencias de todo esto? Habrá otro post para explicarlas.

Fuente: Pater, R. (2020). «Caps Lock», Ed. Valiz, 2020.