«El ojo y la navaja» de Íngrid Guardiola

Este es el título del ensayo de la productora, investigadora y realizadora audiovisual gerundense sobre el mundo actual como una interfaz virtual, donde la interferencia entre las imágenes que aparecen a las pantallas y las que vivimos se entremezclan para componer las narrativas de nuestra realidad.

Como el exceso de impactos visuales se traducen en una carencia, en desafección, o condicionan la celeridad con que los mensajes falsos circulan por las redes. Como en internet se mezcla la información y la propaganda en un mismo recipiente contribuyendo a la diseminación indiscriminada de incertidumbre bajo una apariencia de certeza. Cómo quiebra la hegemonía del directo televisivo ante la multiplicidad de directos simultáneos que compiten en las redes sociales. Como cualquier gesto que basura es captado por las pantallas e interpretado por la tecnología para atribuirnos unos rasgos, unos gustos o unos intereses.

Como concepto, como la misma Íngrid Guardiola dice, «lo más revolucionario que podemos hacer hoy es reapropiarnos de nuestro tiempo«.

«El ojo y la navaja» de Íngrid Guardiola

Este es el título del ensayo de la productora, investigadora y realizadora audiovisual gerundense sobre el mundo actual como una interfaz virtual, donde la interferencia entre las imágenes que aparecen a las pantallas y las que vivimos se entremezclan para componer las narrativas de nuestra realidad.

Como el exceso de impactos visuales se traducen en una carencia, en desafección, o condicionan la celeridad con que los mensajes falsos circulan por las redes. Como en internet se mezcla la información y la propaganda en un mismo recipiente contribuyendo a la diseminación indiscriminada de incertidumbre bajo una apariencia de certeza. Cómo quiebra la hegemonía del directo televisivo ante la multiplicidad de directos simultáneos que compiten en las redes sociales. Como cualquier gesto que basura es captado por las pantallas e interpretado por la tecnología para atribuirnos unos rasgos, unos gustos o unos intereses.

Como concepto, como la misma Íngrid Guardiola dice, «lo más revolucionario que podemos hacer hoy es reapropiarnos de nuestro tiempo«.